Sunday, April 8, 2012

Y aquí no ha pasado nada

Las ventanas se abrieron de par en par, las puertas se salieron de sus goznes, las paredes parecieron temblar mientras se volvían transparentes, el mundo que se había creado desaparecía.
Sus ojos paseaban por la estancia mientras un ejército de palabras calladas demasiado tiempo se preparaba, tomaba posiciones y apuntaba sus lanzas a su corazón. Ella no sabía como responder, no sabía qué hacer y parecía haber olvidado incluso cómo respirar.
Las palabras comenzaron a desfilar por cada recoveco libre que lo permitía en las escasas y derruidas defensas que ella se había creado alrededor. Una boca, en una mueca de dolor, aún no sabía cómo decir la única palabra que faltaba en toda la estancia, inundada por sus gritos silenciosos.
Ella ya no se molestaba siquiera en mirar alrededor. Había comenzado a leer y escuchar detenidamente la forma en que las palabras se habían enhebrado entre ellas, cómo habían creado tantas historias imposibles y ya sabía que ese ataque no era algo que se pudiera evitar, que llegaría tarde o temprano.
No supo qué decir, sin recordar que las palabras sólo se pueden atacar con palabras.
Ella comenzó a sentir los primeros pinchazos de las lanzas de las palabras, atravesando sus sentimientos...

Y a esta historia le falta un final, que te pido que le pongas tú. El que más te guste, el que quieras, el que creas que es el mejor. No diré una palabra en contra de lo que decidas.
Diré una última vez que te quiero.

Y aquí no ha pasado nada.

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