Saturday, August 6, 2011

Voy a gritar todo eso que debía susurrarte

Porque me acabo de dar cuenta de que no sé porqué escribo, ni a quién o quienes, pero me alegro de saber que aquellas personas a las que sí que sé que escribo les gusta.
Acabaré dando por sentado que estoy loco, aunque tal vez fuese más correcto decir enloquecido. Pero a efectos finales y al interés que nos atañe, o que me atañe a mí es igual, mientras me sigo peleando con mi teclado sin dejar claro nunca cuál es el vencedor a pesar de que sólo uno de los dos acabe llorando casi indefectiblemente, viene a ser igual.
A veces me parece algo posible e incluso probable que pudiese vivir sin personas, sin contacto humano. Menudo desperdicio, un mundo que no quiere saber de mí, ¿Y para qué iba yo a querer saber de él? Y ahí estáis, o estás, o están, o estamos o la conjugación que prefieras o prefiera yo del verbo estar, haciendo que me sea imposible llevar a cabo semejante hazaña de locura, que sin embargo sería una demostración de cordura decir que todo ello, o todos ellos, son lo que me hace perder el tiempo, que es la forma más fácil de exculparme de todos esos errores que me recrimino constantemente y que cuento cuando no puedo dormir, igual que Xhelazz. Y entretanto habrá un guión que trate de determinar mi vida, con aquello a lo que llaman destino, que tal vez es eso que nos separa, y no tu comprensible y compartido miedo a la distancia, como es lógico teniendo amigos al otro lado del globo a los que temes no ver en años y años.
Y en veinticuatro horas te echaré tanto de menos que tendré que tirarme otra vez sobre un folio o sobre un teclado tras ver cientos de tus fotos y envidiar tu viaje, tu vida despreocupada llena de cosas por las que preocuparse, llena de gente que te importa muchísimo y gente que no te importa casi nada. Una vida increíble para una persona increíble a la que el mundo se le quedará pequeño antes de que se quiera dar cuenta, tal vez incluso antes de que perciba lo increíble que es como persona.
Nada es fácil, y no suele haber atajos para todas estas cosas. Supongo que decirte que te quiero no cambiará nada, así que me quedaré con esa sensación que recuerdo de estar como flotando cuando estoy a tu lado y te doy la mano. O cuando pienso en ti al escribir algo que sé que no vas a leer.
Menudo caos de texto.
Supongo que la ocasión lo merece de vez en cuando. Sienta muy bien pensar que alguien te escucha aunque sea mentira.
Me lo voy a recriminar una última vez... Fiftin, eres un imbécil.

2 comments:

  1. sabes que siempre hay alguien que te escucha

    ReplyDelete
  2. no me hagas lagrimear, que mi teclado no lo necesita.

    ReplyDelete