Friday, January 28, 2011

Experimento, primer capítulo

Bueno, como casi siempre que escribo, me propongo hacer un experimento sobre lo que se puede considerar un relato. No me gusta poner límites a las cosas y mucho menos encasillarlas en un determinado ambiente o forma, sobre todo cuando éstas cosas tienden a ser inclasificables. Es decir, me propongo hacer un relato que no sea simplemente un relato, y como quiero que no sea algo ya existente y punto, quisiera darle un nombre, por ejemplo metarrelato (con perdón al inventor de la metanovela Onetti, si no me equivoco).
La idea que he tenido es sencillamente que yo empiezo un relato y lo dejo a medias, y vosotros con los comentarios decís lo que creeis que va a pasar y lo que querríais que pasase. No garantizo que ocurra lo que vosotros pedís porque hay una parte del guión que ya está escrita, pero se hará lo que se pueda ;)

Bueno, a ver qué tal sale, vamos allá:

Puta.
Lo primero que se le venía a la cabeza, así cada mañana. Puta. Sin más. Dejarle tirado sin menor consideración era lo último que le había hecho, aunque tal vez no lo más doloroso. Sabía que estaba todo mejor así, pero no quería aceptarlo.
Abrió los ojos. Efectivamente, estaba amaneciendo. Y no estaba su sonrisa ahí para decirle "Este día sí, mi amor", aunque fuese mentira.
Ella siempre había sido la puntual, que sin querer consiguió organizar su vida y la de su marido, que todos creían un caso perdido. Todo empezó aquella tarde en la que ella empezó a llamarle Carlitos, cuando en realidad se llamaba Federico. Siempre había querido llamarse de otra forma, pero nunca había sopesado el nombre "Carlos". Por supuesto, lo primero que él pensó es que ella había metido la pata y punto, pero poco después se dió cuenta de que ella quería un nombre especial, sólo para ellos dos y le había bautizado de nuevo.
Toda su vida en común había sido una sucesión de cosas que no tenían en común y un lazo discontinuo que les impedía separarse, como un imán de esos que ella estudiaba en su laboratorio mientras él mataba sanos, como ella le decía todas las mañanas.
Los años habían pasado fugazmente sin mayor contratiempo que los lógicos de tal situación. Él siempre quiso una vida movida, una aventura detrás de otra, un peligro detrás de cada esquina y conocer hasta el último recoveco del pequeño planeta en que le había tocado vivir hasta que se descubriese otro que visitar. Pero ella aspiraba a tener una vida normal y un sólo hijo, cosa que a él le parecía impensable. ¡Sólo uno! Si todo el mundo  fuese así, la humanidad se iría a pique, pero ella seguía pensando que si el mundo en el que iba a vivir su hijo no es el que ella quisiera, no quiere tener más de uno que lo sufra.
Se incorporó ligeramente y se dejó caer de nuevo, atacado por el dolor abdominal de las heridas a medio cicatrizar. Tanteó la mesilla de noche y cogió el cigarro que reposaba sobre ella.
Con el mechero a veinte centímetros del cigarro pensó: "Ella no habría querido"
Y lo dejó sobre la mesa.

Thursday, January 27, 2011

Guerras de dos metros cuadrados

Un paralelepípedo de cartón reposa sobre la mesa, toda vacía de no ser por dicho bulto. Un dibujo en la cara superior deja imaginar el contenido de la misma, pero no lo deja claro. Unas letras amarillas ribeteadas de rojo y rodeadas con negro indican el fabricante del producto, aún desconocido.
La solapa situada a la derecha permite ser abierta, mostrando cuatros placas de plástico, similar al PVC, que salen para caer bruscamente sobre la mesa. Las pequeñas figuras encajadas en las placas de plástico muestran una fiereza fuera de duda alguna, pero desde luego, nada en comparación con lo que les depara. El despiezamiento que el fabricante les ha otorgado de forma inicial parece confuso, pero posee un orden milimétricamente estudiado. Los brazos se sitúan en la primera placa, junto a los complementos armamentísticos lógicos en inherentes a semejante casta de figuras.
La segunda placa y la tercera apresan las piernas y los troncos de los futuros guerreros, mietras las cabezas y los pequeños complementos se encuentran en la cuarta placa. A pesar del panorama desolador de todo el trabajo que hay por delante, la alegría inunda el corazón del consumidor si el producto es de su agrado, lógicamente.
Comienza el trabajo y la mesa se llena de utensilios para tal acto. La guerra no puede esperar.
Las placas que sirven como base se preparan para recibir las piernas, que soportarán el tronco de la figura. Esta es la primera parte en la que se denota la importancia estética de conjuntar correctamente cada par de piernas con un tronco adecuado. Tras ello, los brazos ya armados se colocan en el tronco en una postura lo más agresiva posible, intimidar es primordial. La cabeza ha de ser colocada con sumo cuidado, pues es la parte más importante de la figura. El capitán del escuadrón o batallón lleva la cabeza completamente al descubierto como muestra de superioridad. Enarbola una bandera que deje clara su situación, sin miedo al enémigo y contagiando la euforia de la batalla a sus camaradas, mientras su mano derecha lleva una pistola que deja bien claro que no piensa rendirse facilmente.
Y todo esto sin haber entrado en juego los colores, que ahora hacen aparición, ayudados por unos pinceles que los dosifican y colocan en sus sitios correspondientes. En la realidad los colores son más simples que en este caso, pues se pretende remarcar el detalle y aumentar la sensación de realidad, aclarando las zonas más sobresalientes y haciendo lavados de tinta que permitan que los pigmentos negros lleguen al fondo de las arrugas y pliegues de la cara y armadura de las figuras.
La bandera aún está en blanco, esperando el logo del ejército al que pertenecerá.
El símbolo de los ángeles oscuros se coloca con cuidado, ayudado de una plantilla. Un marine espacial de color verde oscuro, el primero en ser terminado, parece incompleto, y es entonces cuando unas pequeñas gotas de color rojo caen en sus visores ópticos, que hacen las veces de ojos en la servoarmadura que el guerrero porta, preparado para la batalla.
Y sólo mide dos centímetros.
¿Dónde estarán los dados?

 (Si todas las batallas fueran como ésta)

Wednesday, January 26, 2011

Triple definición I

Cúmulo de reacciones electroquímicas que suceden en el cerebro, más concretamente en la parte del cerebelo, que se corresponde que con las cosas involuntarias e inconscientes. Estas reacciones llevan a los músculos a reaccionar de diversos modos, siendo la más habitual la contracción, así como a la activación de las glándulas lacrimales en determinados casos.
 
1. m. Acción y efecto de sentir o sentirse. 
2. m. Estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente.
3. m. Estado del ánimo afligido por un suceso triste o doloroso.


Pequeñas fluctuaciones de emociones que conspiran para hacernos ver que la realidad no es tan simple como nos solemos decir a nosotros mismos, o mejor dicho, demostrándonos que sería simple si no existiese el concepto definido en este caso. Cada pequeño momento de nuestra vida está lleno de mínimas cantidades de los susodichos, aunque a veces en un solo segundo se condensan hasta provocar el sentimiento por antonomasia. El amor. En realidad, todos los sentimientos no son más que amor, o en su defecto, su ausencia.


No hay premio al que lo acierte, aviso ya.

Monday, January 24, 2011

Mentirosa

Antes de que empieces a leer esto, seas quien seas, quiero que sepas que esta carta a todas luces puede parecer otro de esos relatos o reflexiones mías, pero no lo es. Es una carta real, a una persona real, que por desgracia no tengo certeza de donde estará, pero espero que pueda escucharme al escribirla o pueda leerla. 

Aru... Quisiera llamarte mentirosa directamente, pero queda feo y no me sentiría bien al hacerlo. Quiero decirte que ibamos a quedar este mes y que no sé quién dejó plantado a quién.
No sé en qué conversación me dijiste que en realidad sólo apreciamos las cosas cuando se nos van o cuando se nos van de las manos. Cuando perdemos algo, nos damos cuenta del aprecio que se le tienen. Recuerdo que en tu tablón del tuenti (el último que llegaste a publicar) tenías una canción que decía que había que aprovechar lo que tenías antes de que se te escapase. Imagino que, entre otras cosas, lo tenías para recordarte que tú nunca creíste que lo hicieras.
En el instituto yo creo que hablamos de todo menos de los estudios con la excepción de Biología. Sigo teniendo todos esos apuntes que te pasaba. Ahora sí me da pena tirarlos. Dicen que cuando la gente deja de recordarnos es cuando morimos de verdad. Tengo plena certeza de que no va a cambiar la cosa porque tire unas hojas con un montón de tinta y de manchas o de letras (según quién lo lea), pero quiero asegurarme, así que tiene toda la pinta de que van a estar en mi carpeta un rato largo. Si es que salen.
En la celebración de fin de curso, todo el mundo me dijo que fuese, pero sólo dos personas insistísteis, Brandon (de cuyos últimos meses de vida ignoro casi tanto como de la tuya, me temo) y Tú. Los dos me dijísteis una frase que sólo se le dice a un amigo, o a un amigo que consideres especial.
"Yo en realidad voy a ir por tí, porque prefiero quedarme en casa"
Me da tanta rabia pensar que no te he agradecido nunca que me dijeses eso. Tampoco te dije gracias por ser uno de los poquísimos que se hicieron suficiente hueco dentro de tí como para leer una de tus reflexiones sobre todo y nada.
Por cierto, todavía no he encontrado a nadie que sepa hacer nudos con la lengua y mucho menos en una tiempo inferior a dos segundos como tú hacías.
Dicen los que creen en la reencarnación que cuando te mueres, nace alguien que en realidad eres tú. Me temo que encontrar un especímen de ser humano como tú va a ser algo más que complicado, pero no descarto la posiblidad de que una niña en algún sitio del mundo quiera hacer de su nombre un obviamente imposible palíndromo ni de que sea capaz de transformar el azul en marrón.
Gracias por todos esos momentos que me diste en el instituto, de verdad. Sé que si estuvieras aquí me habrías dicho algo como: "Joder, tronco pues si de verdad me lo vas a agradecer, que sea antes de que me de la hostia, coño". Y es cierto. Te prometo que voy a intentar hacerlo desde ya mismo. Gracias por ser tú, porque sé que nunca dejaste ni dejarás de serlo.

Y con todo te digo... Mentirosa, que me dijiste de que antes de que te murieses mandarías el mundo a tomar por culo. Y que yo sepa no lo has hecho.

La revolución de Noviembre

"El arte es un arma cargada de futuro"

Todo lo que empieza de una forma controlada pretende escapar, transgredir los límites a los que se lo pretende amordazar. Y lo que no comienza siendo algo controlado... Acaba por ser una hecatombe, algo más allá de toda comprensión para lo pocos hombres y mujeres que se atreven a planteárselo. Pero los que tienen tanta valentía son pocos, casi nadie.
Siempre ha habido alguien adelantado a su tiempo, alguien que innova. Los hay que se adelantaron siglos, como Newton en el campo de la ciencia o Van Gogh en la pintura. Los hay que no creen en las épocas y simplemente crean la suya, como los Beatles. Los hay que se adelantan unos años y en el fondo hacen carrera, como Federico García Lorca o Noviembre.
Hay formas y formas de transgredir lo establecido, formas de suicidarse contra una lámina, contra el público, contra las leyes de la física, se puede ir contra la crítica, o contra cualquier otra cosa que sea esdrújula, aunque también pueden ser llanas, como cuando te enfrentas contigo, o agudas cuando no crees en el jamás.
El arte es transegresor por naturaleza, está hecho para ir más allá, para adelantarse a la época que lo ve nacer. El arte es en sí... algo vivo. Algo por lo que vivir y algo que merece ser vivido.
Arte es expresar los sentimientos, ir desnudando poco a poco la coraza que todos nos ponemos para protegernos de todas las amenazas que en realidad no existen y dejar al aire, dejar ver que en el fondo no somos tan distintos. Yo escribo, tú tal vez actúes, él hace posible lo imposible y ella es capaz de quitarme el aliento.
El arte también es ocultar los sentimientos y hacer creer a la gente que todo lo que ocurre no es más que un hecho cotidiano más, un día normal entre tantos otros que has visto pasar antes por tu ventana o por tu puerta o por el ojo del puente en el que te alojas, cuando en realidad es algo soberbio, magnífico, aunque esto sólo ocurra cuando es real, cuando está bien hecho.
El mundo real está lleno de Arte. Arte con mayúscula, no ese arte con minúscula que hacen todos esos que creen que no se puede compartir, que no se puede hacer porque sí. Por amor al arte.
Porque en el fondo el amor al arte está algo por debajo de lo que la gente piensa. Tal vez sea que tantos le decimos que es por amor, que de verdad lo hacemos sin pensar hacia dentro, sin mirarnos el ombligo, que en realidad no hagamos más que poner excusas y traer un ramo de rosas o de relatos o lo que corresponda cuando le engañamos. Cuando le traicionamos hacemos cosas como decir que sólo queremos el premio por poder seguir haciéndolo. Y sabemos que es mentira, que todo empieza en una excusa, en una frase tonta, en un regalo sin motivos aparentes. Y todos sabemos que en ese momento subastamos una pequeña parte de nuestro alma para nada, para que la piel no se nos caiga a tiras, pero se nos desgarre el corazón en trozos.
El arte es arte cuando sabe acabar como cuando empezó, pero a lo grande, con fama y renombre detrás, pero siendo el mismo que eras cuando empezaste. Siendo tú y no lo que los demás creen que eres.
Hoy he descubierto que en el fondo no soy ni quien creo ser ni quien creen que soy. No soy tampoco quien quisiera ser, pero soy casi feliz en esa fracción de segundo en la que pienso que mañana voy a estar más cerca de serlo. Y mañana pensaré lo mismo para no pensar en el suicidio.
Hoy he descubierto que el arte que va más allá de fronteras, de tópicos, de razas, de religiones, de morales y de moralistas, de estética y de esteticistas es el arte que quiero hacer. Y aunque quisiera actuar en el Teatro Real, prefiero la calle.
Es el arte que quiero hacer a pesar de saber que es el arte que muere en un instante y que agoniza durante toda la vida.

Y tras todo esto, me gustaría decir buenas noches, pero me temo que tengo que plantear una incógnita. Sólo una.
¿Es el arte a fin de cuentas una forma de expresarse, de hacerse un hueco en el presente, de recrear hechos pasados, de mantenerse en el futuro, o es simplemente... Arte?

Monday, January 17, 2011

El mundo no está preparado

Sale el sol silenciosamente, como cada mañana, mientras los pájaros improvisan una banda sonora deliciosa, como cada amanecer, bucólica como cada año, dando las mismas ganas de vivir que ayer, que mañana. Entretanto, la ciudad despierta, negándose a aceptar el hecho de que en realidad nunca duerme.
El bullir de la actividad comienza a hacerse notar, los coches empiezan a devorarle terreno al silencio. El sonido de los semáforos cediendo el paso a los peatones que los autos por naturaleza deniegan, inunda los oídos de los viandantes con excesiva somnolencia que están junto a ellos.
Y mientras, las vidas siguen o se acaban o empiezan, mientras las pequeñas corrientes de imposición ajena se imponen sobre las voluntades de los menos favorecidos, para empezar a acabar como un día cualquiera.

Un adolescente, o un adulto, o un niño piensa que está enamorado mientras otro descubre que era mentira y un tercero llora por amor. Un cuarto llora de alegría mientras un quinto ríe a carcajada suelta, feliz de estar por fin con quien quería. Una sexta persona se siente enjaulado por amor y un séptimo se siente demasiado libre.
Alguien se pregunta sobre la probabilidad de que esto ocurra y yo sé que las probabilidades están obviamente en contra, pero  no respondo. Afirmo que no es imposible, que no es mentira, y durante mis cavilaciones han muerto casi 25 niños en África y algunos son vendidos a cambio de electrodomésticos que no podrán mantener. Y ya estarán alrededor de 30 ó 40.
 Es invierno tan rápido como se torna en verano, y el mundo evoluciona, no deja de moverse, de cambiar, tratando de confundirnos, de hacernos seres obsoletos que han perdido sus antiguas habilidades, o sencillamente dejaron de ser útiles. Y sin embargo, los patrones se repiten. Como en una obra de Beethoven, un pequeño párrafo se enlaza consigo mismo en un conjunto armonioso que tiene por todo final repetirse hasta llegar al cambio, al párrafo distinto, tras el cual se repetirá de nuevo el primero. Y así sucesivamente.
Y otra vez.
Y todo da vueltas con respecto al mismo eje, de forma que en algún momento llegaremos al punto anterior.
Una pequeña lagartija sale a tomar el sol, anunciando que las temperaturas por fin permiten a las especies de sangre fría acabar su hibernación. Seguramente en este momento, otra lagartija que salió antes de su escondite se come a una mosca o a un mosquito, que anunciaban a su vez que regresa la época de las picaduras.
Pero en el fondo es lo mismo, porque en breve llegará el invierno y matará u obligará a esconderse a todos, y todo volverá a ser como antes. Frío y blanco. Aparentemente perfecto, pero hostil e inhabitable. De no ser por el cálido fuego que emanan las chimeneas de los pocos que aún tenemos de esos inventos antiguos.
Los pueblos se desperezarán cada día, con el único cambio de ser un poco más viejos que el día anterior. Y yo, sentado ante mi pantalla como tantas noches, me día cuenta de que algo tiene que cambiar. Pero un cambio sólo puede ser provocado por otro cambio.
Tal vez las distancias no sean más que un obstáculo para aquellos que quieren verlas como tal. Tal vez, quizá... quizá sea todo una invención de nuestra mente, o tal vez sólo de la mía. O de la tuya, o tal vez yo sólo sea lo que tú estás viendo de mí, sin importar lo que yo siento como real. Pero quizá...
Y el quizá trae nuevas dudas para cada usuario del autobús, mientras los gases que éste emite contaminan un poco más a la atmósfera, condenando un poco más a aquellos que nos quedan por venir, por mejorarnos, por sobrevivirnos.
 Un abuelo cogerá por primera vez en su vida algún nuevo tipo de medio de transporte para ver a sus nietos que viven en otra ciudad, recordando aquella vez cuando era joven en que escribió algo sobre la distancia. Y sus nietos tal vez le pregunten cómo conoció a la abuela, cómo se casó con ella... Y tal vez su sobrino, que posiblemente se llame igual que él le pregunte si alguna vez se casó con otra, que era muy popular en sus tiempos. El abuelo se dará cuenta de que el tiempo no pasa en balde y que ha olvidado tantas cosas de ella... Recordará sin saber muy bien porqué todo lo que creía haber olvidado y empezará a hablar, sin saber muy bien por dónde empezar.
Y recordará. La recordará. Pero no hablará de ella.
Ni de toda esa niebla que una mañana de enero de muchos años atras le hicieron desear huir a Aragón y refugiarse en la basílica del Pilar, entre sus columnas barrocas y volver a ingresar en el hospital clínico.
Y volver, y volver...
Él se dió cuenta tiempo atrás, pero se dará cuenta de nuevo de ello. De que pudo ser feliz y no quiso, por miedo, por miedo a dejar de ser feliz en la medida de lo posible.
Pero el mundo no está preparado, y entretanto una vieja seguirá removiendo el puchero de las papas arrugadas con una cuchara de palo, ajena a lo que tantos corazones cavilan sin atreverse a decirlo abiertamente, mientras tantos otros lo desprecian sin detenerse a observarlo.
Tal vez nos adelantamos a nuestra época o tal vez, sencillamente, nunca existió. Tal vez nunca haya un lugar o un tiempo en que podamos ser como somos.
Definitivamente, el mundo no está preparado y no deja de girar.

Y mientras, las vidas siguen o se acaban o empiezan, mientras las pequeñas corrientes de imposición ajena se imponen sobre las voluntades de los menos favorecidos, para empezar a acabar como un día cualquiera.

Finales anunciados

A Pancho, por enseñarme al autor que me dió la idea de este relato y me descubrió el mejor de los estudios sobre la lengua que ha comparecido ante mis ojos.

 Mientras empiezo este texto, leo cómo él sólo (porque parece que fuera o fuese un él, una persona más que un texto) me dice "Sos un estúpido", así con acento Argentino o Uruguayo. Y escribo que me lo dice como para darle la razón, a pesar de que me niego a admitir que soy estúpido mientras escribo que lo soy. Me dan ganas de preguntarle por qué soy un estúpido, pero dado que lo estoy escribiendo me dice que le pregunto que por qué soy un estúpido a la vez que me responde que porque esto ya está acabado. Anonadado me hallo mientras leo que me hallo anonadado. ¿Será posible que estas cavilaciones estén teniendo lugar entre un texto y yo, o sólo soy yo mientras escribo un texto presuntamente acabado? Ante la imposibilidad de acabar este texto, pues está ya acabado, me decanto por dejarlo de lado. Pero otra vez el dichoso texto. Ni me pregunto que será lo que dice ahora, porque ya lo dice y es una estuìdez leer que el texto ya dice lo que dice, que a todo esto resulta que dice que no dice lo que dice. Vaya un desbarajuste y un despropósito. Si lo dejás a medias, no va a tener final nunca pelotudo, y entonces escribi que lo tiene por que sí, no, porque vos sabías que lo ibas a terminar, que no empezás las cosas para dejarlas a medias, vaya patraña, será por cosas a medias en mi vida, dejás a tus hijos, a tus únicas creaciones sin nada alguna vez. Jodida suerte. Tiene razón el maldito texto este. Siempre tengo razón porque yo soy vos inútil. Genial, además me insulta, o me insulto yo sólo, o leo que me insulta o que me insulto yo y entre tanto el texto se llena de nada y de los verbos insultar y decir. A lo mejor es que me definen. No mira, a ti no te define ni dios porque eres incomprensible. Desde luego si escribís siempre Dios es minúscula lo soy, encima católico, católico porque vos lo decís, hombre, pues porque si eres yo, que también es imposible, que no entendés nada, no soy vos porque de ser vos sería yo el que leyese que esto está terminado, pero si no lo está. Pues precisamente por eso podés leerlo. Hay que joderse. Mirá pelotudo, odio las palabrotas asi que por favor dejá de ponerlas encima de mí. Ahora seré yo el que lo ensucia, si eres tú el que se autoescribe y dice que está terminado. A lo mejor es que lo estoy. Y dale, ¿que no ves que no dejo de pulsar el teclado, que me quiero ir a dormir y ver cómo demonios acaba este maldito relato o lo que coño sea? Estoy repasando esto y leo que le pregunto a un texto hay que ser imbécil desde luego, sobre todo hay que serlo para llamarse imbécil a uno mismo. Mirá pelotudo, si no te gusta me dejas a medias que desde el principio te dije que estaba terminado. Sigo sin saber porqué tiene ese acento que soy incapaz de imitar, pero me parece que me voy a dormir, que se joda, que se quede sin final. Con que dejes de escribir tendré final aunque sea una mierda. Y encima tiene razón. Pues nada que las discusiones con tus escritos parece que no llevan a nada, así que se va a quedar aquí la cosa. Aquí me quiero quedar.
Y lo último que hago esta noche es leer cómo el final de la noche acaba con un texto que dice estar acabado sin un final, yo con media hora de sueño de menos y con los dedos colorados de el teclado y una serie de quejas que nada más que las leo pienso que las comparto, si será verdad que el texto soy yo. Mierda, que eso era lo último que he dicho. Bueno, lo dicho.
Que fin y refín y lo que sea. Se acabó.

Saturday, January 15, 2011

Historia trágica

Que quede entre nosotros, pero esta noche soy casi feliz.

Y odio que tenga que ser así.








(Perdón por las últimas entradas tan cortas para todo aquel que pueda estar molesto)

Tuesday, January 11, 2011

El fin del mundo

Llegará cuando empiece a escribir "tú" sólo para referirme a la segunda persona de la conjugación verbal.

Inicio

Esto es una celebración de que no hay nada que celebrar, excepto que seguimos siendo uno. Que seguimos siendo más de uno, con más de una distancia, pero estamos juntos.
Es lo mínimo que podía decir, aunque desde luego sea mínimo de los que cambiaron mi forma de verme, de sentirme y me hicieron ser mi actual yo.

Gracias, de corazón.
Un corazón de esos de los de "All you need is corazón", para los que puedan entenderme.

Supongamos que esto es sencillamente una pequeña obsesión por recordar de donde viene mi mote preferido.
Adivina qué número de entrada es esta ;)

Sunday, January 9, 2011

Regalos, dedicatorias y agobio.

Para las dos personas que pretendo que lo entiendan, aunque es posible que no lo consigan.


Nos damos cuenta de que el mundo empieza a ir al revés en el momento en que las constelaciones son las que dan forma a las estrellas y las galaxias nos miran mientras posamos en una eterna pausa, conteniendo los dibujos de lo que un pequeño sistema solar quiera ver en nosotros. El mundo se da la vuelta en el momento en que el amor es el que se cruza y la mirada lo que se genera, mientras dos cuerpos se abrazan y las mentes se contienen para no mostrar lo evidente.
En uno de esos momentos, llega la mañana al atardecer para decirnos que empieza el final del día en que un ser querido pasará a ser una persona considerada de verdad por la sociedad, mientras el sueño se despide de nosotros para volver con la salida del sol.
Las cartas reales se tornan en poco más que ficciones traspapeladas pretendientes a convertirse en un galardón en que el concursante acabará siendo el que pague el premio.
Los años empiezan por el final, y al acabar la gente felicita el siguiente que ya empezó.
Pero al final, se abre un pequeño claro en las nubes que deja ver un único rayo de sol. Una pequeña y delgada línea de fotones que acaricia la tierra que pisamos y la que nos queda por ver, y todo vuelve a la normalidad.
Volvemos a estar lejos, volveis a vivir tarde, volvemos a pensar que nos olvidamos mutuamente, sabiendo que en el fondo no sólo es mentira, también es una forma de demostrarnos a nosotros mismos que no es cierto en nuestro caso.

Fugazmente se me cruzan los pensamientos pesimistas sobre el tiempo que no tardaremos en encontrarnos de nuevo, o en dejar de vernos o tal vez el tiempo que pase antes de que las caricias desde el sur vuelvan a aflorarme en la piel, devolviéndome un olor que yo, irónicamente, nunca antes había sentido. Tal vez por que estaba mugriento, húmedo, contaminado. No es una contaminación enfermiza, más bien es una especie de abrumadora, inevitable e imprescindible pantalla de aventura sin la que no nos hubieramos o hubiesemos dado a conocer entre nosotros. Sin saberlo, o por lo menos fuera de mi conocimiento, adivinamos que teníamos algo en común fuera de un viaje. En menos de un par de míseros días, tuve claro que necesitaría algo más que un par de míseros miles de kilómetros para estar en disposición de perder el contacto, de dejar que un sobresalto en mi vida no supusiese una noticia en la vuestra.


El mundo se da la vuelta cuando todo el mundo entiende para quién están dedicados textos como éste. Cuando todo el mundo ve una felicitación escondida, aunque solo se pueda ver en 17 pulgadas o lo que sea que mide mi pantalla.