Monday, February 14, 2011

Una piedra, un tobillo torcido y un paso más.

Aún no me he rendido a pesar de pensar que soy la antítesis de mi propio yo. Yo y yo en una pelea constante que no hace más que dejarme caer y tropezar otra vez.
Y otra.
Cada semana enumero las cosas que debería hacer, las que quisiera hacer, las que voy a hacer y las que realmente haré. Cada semana me planteo si no debería tirar todo por la borda y empezar desde cero, demostrarme que soy capaz de ser quien quiero ser, el que debería ser.
El adulto que no soy me mira desde el espejo y me dice que me queda mucho para ser lo que quiero que los demás vean en mí, que me esfuerce, que lo seré, pero yo seré el único que no se dé cuenta. A lo mejor al final ser feliz es imposible o sencillamente inapreciable, pero no voy a dejar de caminar hacia esa luz de vela que parece extinguirse un poco más a cada paso que me acerco.
Rendirse, menuda estupidez. Ya habrá tiempo cuando me muera, que a veces parece que no quede nada.

No comments:

Post a Comment